martes, 24 de febrero de 2009

Floresta Sonora
En Floresta sonora, Froylán Turcios consolida su nombre como gran sonetista. Lo comprueban las bien elaboradas piezas que, en número de sesenta y nueve, configuran el núcleo del libro. Del octosílabo al alejandrino, destaca una musicalidad abrevada en la exuberante fuente modernista. Formalmente, esto es incuestionable. Sin embargo, el autor no se pudo liberar de las adherencias conceptuales del romanticismo. Visión del mundo y temas así lo indican. Abundancia de textos que pulsan las consabidas cuerdas de los libros precedentes: amor; muerte; nostalgia; pesimismo; hastío de vivir; contraposición sueños ideales-realidad; valoración de la mujer en términos de virginidad y pureza y elogios a personalidades o escritores preferidos. Los títulos grafican el concepto: "Recordando a Annabel" (cuarenta y ocho cuartetos); "Flor de amor"; "Añoranza nocturna"; "Ojos muertos"; "Pena ignota"; "Hastío"; "Virgen blanca"; "Quimera azul"; "Duelo de amor"; "Epitafio"; "Rumbo al misterio"; "Letanía fúnebre"; "Fúnebre mal" (el hastío, el asco frente a la vida); "Vértigo sensual"; "En los inválidos" (exaltación de Bonaparte); "Jardín ideal" (el propio yo, jardín cerrado); etc.
Ofrecen mayor interés los textos que enfocan una temática distinta. "En París", el anhelo de viajar a la ciudad emblemática del modernismo se contrapone al desencanto ante la realidad. "Anhelo eterno", el amor al saber. "Inmortalidad" recuerda el compromiso del poeta con la dignidad; "Canon sagrado" exhorta al escritor a luchar por la verdad. "Para un gran poeta" conmina a la búsqueda de la belleza. "Horror de la máscara" le pide a la mujer autenticidad en la relación amorosa. En "Fraternidad" insta a realizar el bien. "Escepticismo" es una invitación al goce del presente. "Breviario antiguo" confronta con la realidad:
El verbo de este libro es una llama donde la flor de la ilusión perece. La cantárida vive. El mal florecey un veneno sutil la sangre inflama.
Su olor no es de verbena ni retama y un hálito de pólenes parece: bajo el fuego del sol se desvanecey dice al hombre: ¡fecundiza y ama!
Libro caliente de emoción sentida, Amargo y cruel como sangrienta herida, pérfido y dulce y de un saber profundo,
en cuyas hondas frases entreveo todo el dolor del inmortal deseoque da la vida y que estremece al mundo. (Ib: 42)
No obstante la reiteración de temas, es preciso consignar la habilidad del autor para encontrar giros, frases e imágenes que, en algún matiz, se apartan o difieren de otros textos. En otras palabras, aunque hay una atmósfera común y que, por momentos, tenemos la impresión de estar frente a una lira monocorde, el poeta realizó un trabajo estilístico muy honesto, de exigencia consigo mismo.
Tierra Maternal
Tierra maternal, como su nombre lo indica, honra el lugar en donde el poeta nació. La mayoría de los poemas son descriptivos y recogen aspectos peculiares del paisaje. La tónica que predomina es la exaltación hiperbólica y la profusa adjetivación en versos muy eufónicos de raíz modernista. En "Tierra maternal" -poema que Luna Mejía recoge con el nombre de "Olancho"- leemos:
Tierra de luz y de íntima fraganciaque en mi recuerdo de ilusión fulgura, fértil región de insólita hermosura,carmen de amor donde corrió mi infancia;
Vasto jardín fecundo que mis horas perfumó con sus rosas y claveles, que coronó mi musa de laureles y me ofrendó sus músicas sonoras;
A tí, (sic) pródigo edén por quién (sic) suspira mi corazón en la gran paz nocturna, van los vagos acordes de mi lira
entre el rumor universal dispersos: ¡qué a tí (sic) revuela mi alma taciturnaen el arcano ritmo de mis versos! (Turcios, 1990: 17)
Similar tratamiento encontramos en los sonetos "Catacamas", "El Real", "Río Tinto", "Manto", "Campamento", "Los Pinares", "Los venados", "Selva olanchana" y otros. Dentro de este rubro, por su relativa sobriedad, destaca "Los alcaravanes":
Vuelan sobre el verdor de la sabana con torpes alas que el cansancio oprime, mientras el viento de la tarde gime y el sol tramonta en la extensión lejana.
Persiguen sin cesar á la indefensa culebra que se oculta en los gramales ó inmóviles calientan los nidalesen un rincón de la llanura inmensa.
Del espeso follaje en la verdura juntos dormitan en la noche obscura de cruel invierno en las glaciales horas;
y al fulgor de las lunas del veranoperturban, anunciando las auroras, sus roncos gritos la quietud del llano. (Op. cit: 27)
El libro contiene poemas extensos. Algunos describen el paisaje, vr. gr., "Río Guayape", texto de bien trabajados tercetos: En el verano su raudal sonoro/ es una móvil cinta reluciente/ fugitiva entre márgenes de oro.// Vuelan sobre él en el sereno ambiente/ ágiles garzas de morena pluma/ tras el vago ondular de su corriente. (Ibid: 41) Otros poseen carácter narrativo: en el marco de una naturaleza idílica, se evoca alguna acción, generalmente amorosa, según comprobamos en "Viejo tronco", "Fue así como ella me amó" y "En la montaña" en cuya estrofa última leemos: Sobre el césped florido descansamos/ de nuestros mudos éxtasis primeros./ En el placer de amar sólo pensamos./ Pálidos, nos miraban los luceros. (Ib: 37) Especialmente interesante, por el carácter autobiográfico es "A Juticalpa". Probablemente, en este libro, encontremos los mejores trabajos versificados de Froylán Turcios.
Prosas Nuevas
Comprende, mayormente, textos narrativos. Sin embargo, también ofrece algunas prosas poéticas en las cuales encontramos los temas que ya conocemos. Tales, "El olvido" (implora que a su corazón llegue el bienhechor olvido); "Oasis amable" (frente al veneno existencial que provocan los libros, contrapone la vida sencilla del campo); "Cosas dulces y tristes" (contemplando el crepúsculo, con tristeza, recuerda aspectos del pasado) y "Lo único cierto" (dada la transitoriedad de las cosas, invita a gozar el presente. Para advertir la persistencia de la atmósfera romántica así como el tributo al modernismo, anotamos dos ejemplos:
Llenan mi sér de nostalgia las cosas viejas, la cosas que tienen un alma remota. Porque cada objeto antiguo es un antiguo espíritu que nos habla del tiempo lejano.... Las horas y los días mueren lentamente para jamás volver. (...)
¡Ah de las cosas tristes, de las cosas viejas, de los objetos que tienen olores extraños é imprecisos....! Frascos vacíos de sutiles perfumes, rosas secas de matices de oro, cabellos muertos atados con un listón de seda, cartas, cartas en que lloran dolorosas añoranzas, cartas cálidas ó melancólicas, cartas de amor ó de amistad, sepultadas como cadáveres en el fondo de las antiguas cómodas!
Retratos de personas que nos fueron queridas, yacentes en el sepulcro ó en el recuerdo.... ¡Cuán tristes, cuán amargas, cuán misteriosas sois para el alma que sufre, cosas viejas, cosas desteñidas, cosas evocadoras del pasado!
Y no estáis difuntas. En vosotros vive un alma de melancolía que esparce á su alrededor un encanto secreto y un doliente aroma. Vivís la vida del silencio, impregnada de tristeza, de dolor y de sueño.... ("Cosas viejas", Turcios, 1914: LXXX)
Alma prócer, de oro y de hierro, impasible ante el dolor, serena ante la muerte! Para ti el soplo trágico, la épica trompeta homérica, el ronco retumbar de los formidables truenos wagnerianos! Para ti el apóstrofe rutilante, la voz del huracán y el olímpico vuelo de las águilas!
Grande por el sacrificio y por la generosa aspiración de libertad, ascendiste á la cumbre coronada de relámpagos. Y el triunfo supremo no alteró tu grave pensamiento, ni el aplauso de las multitudes ignaras conmovió tu espíritu, firme y luminoso como el diamante! (...) ¡Salve, joven héroe del casco de bronce, de la espada insigne, del espolín de plata! Fulge la sacra virtud en tu corazón y la viril audacia en tus ojos llameantes, acostumbrados á mirar de frente al sol! Tu palabra resuena como un clarín de oro, y tu férreo guantelete es el martillo de Vulcano cuando cae sobre el enemigo en la candente arena del combate
¡Pero tu alma es una ánfora de piedad y de perdón para el vencido!
Para ti el homenaje de los hombres íntegros, la sonrisa de las hermosas y el amor de tu Patria! ¡Porque simbolizas un ideal excelso y en la acción eres grande por la justicia y por el sublime amor á la verdad!
¡Salud, magnánimo varón, que sólo he visto en sueños! ("Alma prócer", Ib: LCIV)
Las composiciones se diluyen en reflexiones o divagaciones sobre el amor, la muerte, la ausencia, la contemplación de la naturaleza, la evocación del pasado..
Flores de Almendro
En Flores de Almendro encontramos noventa y tres textos. La mayoría -algunos con importantes modificaciones- están incluidos en los libros anteriores. Los restantes carecen de algún aspecto destacado o peculiar. Quizá, por apartarse de la temática usual, hay que mencionar "Patria inmortal", soneto que constituye un vigoroso llamado a la defensa de la soberanía nacional:
Nada mi tedio fúnebre aminora:ni el orgullo del nombre resonante, ni el viaje ideal sobre la mar sonora tras del ensueño en el azul distante. (...) Sólo me enciendo en cólera que espantacuando intenta humillarte, Patria mía,del extranjero la maldita planta. (Turcios, 1932: 127)
Flores de almendro, publicado cuando ya en otros países de Centroamérica se había producido una poesía diferente y renovada, constituye un anacronismo, tal como se deduce, inclusive, del romántico título que ostenta. Sí es encomiable el afán del poeta por preservar -en la relativa perennidad del libro- muchos de los textos que andaban dispersos en periódicos y revistas.
Páginas del AyerFroylán Turcios recoge ciento setenta y cinco títulos en prosa. Con frecuencia, bajo el mismo nombre, agrupa textos estructuralmente independientes pero que se relacionan en el nivel temático. La mayoría ya se habían incluido en los libros anteriores o en publicaciones periódicas ("Cosas dulces y tristes", "El olvido", "Oasis amable", etc.). El volumen constituye, pues, un esfuerzo del autor por preservar lo mejor de su producción prosificada. Tal como en los libros que hemos estudiado, las composiciones carecen de una jerarquización u orden preestablecido; se yuxtaponen uno a otro.
Comentario General
En el campo poético, Froylán Turcios, en todos sus libros, ofrece un cuadro temático sin diferencias de carácter sustantivo: variantes del binomio amor-muerte (la amada prematuramente muerta, el amor como vencedor de la muerte, las solicitudes específicas a la amada para cuando él muera); exaltación de los estados mórbidos del espíritu (la melancolía, la tristeza, la añoranza del pasado); mitificación de la mujer (especialmente en lo concerniente a las cualidades con las cuales se la pondera: virgen, bellísima y extremadamente joven); idealización de la naturaleza (marcos idílicos en consonancia con la euforia amorosa); percepción metafísica o mágica del mundo (la vida como misterio, la presencia de fuerzas incognoscibles que la dominan, la existencia ultraterrena y la persistencia de la comunicación más allá de la muerte); conciencia del oficio de escritor (status de privilegio para el poeta, sentido de la responsabilidad social) y apuntamientos de tipo patriótico.
Casi sin excepción, la versificación es nítida. Turcios, exigente conocedor de la métrica y con un gran sentido del ritmo -apuntalado, sin lugar a dudas, por la eclosión modernista-, no cometió deslices al respecto. El mismo patrón de exigencia aplica a los textos en prosa, ceñidos a ricas modalidades musicales y con predilección por los párrafos y oraciones breves. De claridad prístina y meridiana. El meollo del asunto radica en su propia concepción de la poesía y en la manera de utilizar el lenguaje (denotación/connotación racional, amparada por el significado tradicional de los vocablos; profusa adjetivación, abuso de la hipérbole...) que se negó a cualquier audacia renovadora de impronta vanguardista que, por cierto, ya había brotado, con gran fuerza en la vecina Nicaragua. Turcios, conceptualmente, nunca salió del siglo XIX y, desde el punto de vista de la forma, no trascendió el modernismo.

Froilan Turcios Biografia

(Juticalpa, 1875 - San José de Costa Rica, 1943) Poeta, narrador, editor, antólogo y periodista hondureño que junto a J. R. Molina fue el intelectual de Honduras más importante de principios del siglo XX. Fue ministro de Gobernación, diputado al Congreso Nacional y delegado de Honduras ante la Liga de las Naciones en Ginebra. Dirigió el diario El Tiempo de Tegucigalpa y fundó las revistas El Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras ( 1903) y Esfinge (1905) entre otras. En Guatemala editó los periódicos El Tiempo (1904) y El Domingo (1908) y en Honduras El Heraldo (1909), El Nuevo Tiempo (1911) y Boletín de la Defensa Nacional (1924).
Imbuido de las luchas americanistas, fue secretario privado del guerrillero patriota Augusto César Sandino en Nicaragua, y en el plano literario amigo de R. Darío, J. R. Molina y numerosas figuras del pensamiento universal. Realizó una férrea labor de defensa nacional denunciando la política del Gran Garrote implementada por Estados Unidos en la región centroamericana y caribeña.
Fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Froylán Turcios inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estilísticas. Sus textos en prosa, influidos por el italiano G. DAnnunzio, se caracterizan por la pericia en la trama, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales inesperados o impactantes que marcaron luego buena parte del género en América Latina.